... relatos pseudopoéticos escritos desde lo más profundo de mi ser

La inexistencia de la nada

Incapaz de comprender siquiera los ecos de su propia existencia, la última alma humana rasgó con delicadeza la piel de papel que durante años le dio cobijo y consumiéndose se dispuso a abandonar el mundo de cemento que la amordazaba aun comprendiendo que aquello no sólo sería su final. Y así fue como las caricias perdieron el tacto y los besos y los sueños se volvieron caducos.