... relatos pseudopoéticos escritos desde lo más profundo de mi ser

Sempiternos poemas que no duermen



Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.

Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda, y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente es bello y es bella la noche que queda.

Así es y así sea.

                                                                                          (Fernando Pessoa)

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Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

                                              (Atribuido a Pablo Neruda)

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La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible:
a veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
                                                (Fedeico García Lorca)

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La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
                                                       (Ruben Darío)

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Confundes ese mar silencioso que adoro
con la espuma instantánea del viento entre los árboles.
Pero el mar es distinto.
No es viento, no es su imagen.
No es el resplandor de un beso pasajero,
ni es siquiera el gemido de unas alas brillantes.
                                                     (Vicente Aleixandre)

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¡Qué juntos los dos estábamos!
¿Quién el cuerpo? ¿Quién el alma?
Nuestra separación última,
¡qué muerte fue tan amarga!
Ahora dentro de mí
Mi alta soledad llevo grabada.
                                                 (Manuel Altolaguirre)

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Hundió lejos del mar el largo remo
Y el mar perdió sus ecos.
Labraba el corazón de los olivos
Para dormir en ellos.
El sabor de la sal ya no sabía
Del Nerito en los cielos.
¿En qué palabra al fondo de qué música
Bramaba aquel silencio?
Lloró una vez a un perro y recordaba,
pero ya estaba muerto.
                                    (J. M. Rodríguez Tobal)

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Anoche, cuando dormía,
Soñé, ¡bendita ilusión!
Que un ardiente sol lucía
Dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
Calores de rojo hogar,
Y era sol porque alumbraba
Y porque hacía llorar…
                        (Antonio Machado)

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Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor:
Mi verso en un surtidor
Que da agua de un coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso breve y sincero
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
                             (José Martí)

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Y apareciste tú, iluminada de inocencia,
Traías la primavera cogida de la mano,
Y en tu mirar de asombro
La luz de un mar en miniatura.
Era el mes de abril y yo tenía
En lo más alto del pecho
Un verso meciéndose en tu nombre.
Pasaste tú tirando al mar entre cantares
Los recuerdos más dulces de tu infancia.
Y el mar eternizó tu canto entre la espuma
Haciéndote recuerdo para siempre.
                              (Gregorio García)

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Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte;
por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.

Despierta, ríes, y al reír tus labios
inquietos me parecen
relámpagos de grana que serpean
sobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu boca
pliega sonrisa leve,
suave como el rastro luminoso
que deja un sol que muere.
¡Duerme!
                         (Gustavo A. Becquer)

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Me gusta cuando callas porque estás como ausente
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
Y parece que un beso te cerrara la boca.
                                           (Neruda)

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Tus ojos y mis ojos se contemplan
En la quietud crepuscular.
Nos bebemos el alma lentamente
Y se nos duerme el desear.
Como dos niños que jamás supieron
de los ardores del amor
en la paz de la tarde nos miramos
con novedad de corazón.
                                        (Moure)

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¡El mundo, en su loco anhelo
Me empuja hacia el abismo!
¡Dudo de Dios y del cielo
Y hasta dudo de mí mismo!
¡Esta existencia me hastía!
¡Nada en el mundo es verdad!
                              (Vital Aza)

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Devolvedle a la flor su perfume
Después de marchita;
De las ondas que besan la playa
Y que una tras otra besándola expiran,
Recoged los rumores, las quejas,
Y en planchas de bronce grabad su armonía.
Tiempos que fueron llantos y risas,
 negros tormentos, dulces mentiras,
¡ay! ¿en dónde su rastro dejaron,
En dónde, alma mía?
                                (Rosalía de Castro)

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Ven, muerte, tan escondida
Que no te sienta conmigo,
Porque el gozo de ir contigo
No me torne a dar la vida.
                                         (Jorge Manrique)

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La princesa está triste…¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
Que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está triste en su silla de oro
Está mudo el teclado de su clave sonoro
Y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
                                            (Ruben Darío)

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Raro misterio insoluble.
Último fin del saber.
La luz ignora que luce.
El agua no tiene sed.
Y en el fondo del espíritu
Nuestro ser,
Ignora el ser.
                           (Antonio Espina)


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Quien vive deprisa no vive de veras,
Quien no echa raíces no puede dar frutos.
Ser río que corre, ser nube que pasa,
Sin dejar recuerdo ni rastro ninguno,
Es triste y más triste para quien se siente
Nube en lo elevado, río en lo profundo.
                                   (Santos Chocano) 


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El ahogado


Como un viejo barquero la memoria
cuidadosa sondea los cabozos del río,
uno a uno recorre sus mortales engaños,
las heridas de un fondo
que no ha llegado nunca a conocer.
Al fin, donde la tierra era más firme,
allí donde creyó segura el agua,
se hunde lento el varal
y da en lo blando.

                                                      (J.M. Rodríguez Tobal, quien fuera
                                                         mi profesor y ahora mi amigo)
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Sí puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
sí puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
sí puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría...

Sí puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
sí puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
sí puedes encontrarte con el Triunfo y el Fracaso
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
sí puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas destrozadas...

Sí puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y sí puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "¡Continuad!"

Sí puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
sí ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
sí todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
sí puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.

                                                            (Rudyard Kipling)
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La mala gana

Para algunos vivir es galopar
un camino empedrado de horas,
minutos y segundos.
Yo más humilde soy
y sólo quiero que la ola que surge
del último suspiro de un segundo,
me transporte mecido
hasta el siguiente.

                                                                       (Santos Isidre Seseña)